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rachel de noel

En este telar rojo, cada una de las Poinsettias que lo componen se convierte en una parte de historia que entrelaza amor por la familia, dedicación por la planta y evolución de un legado.

 

Hoy quiero abriros mi corazón y mostraros un precioso y querido recuerdo.

Hace ya 20 años, los mismos que tiene mi hija Alba, que Isidro se comprometió con el cultivo de la flor de pascua para terminar el año. Como ya sabéis, para mí es el mejor productor de Hibiscus con el que trabajo y por ello lou lou® continua avalando su cultivo, pero aceptó aventurarse al desafío pero apasionante mundo de la producción de Poinsettia. Sus inicios fueron modestos pero llenos de promesas. Desde entonces, su amor por estas flores ha crecido mejorando cada temporada navideña, perfeccionando cada uno de los ejemplares que hoy disfrutamos de sus invernaderos.

 

Nuestra historia va más allá de la horticultura. Recuerdo una imagen realizada en el campo, junto a mi suegra, mi madre que ya nos dejó y mi hija Alba. Tenía solo meses y ya estaba en el campo conmigo. Cuanta alegría se respiraba en ese ambiente, contemplando tanta belleza. Es una escena que capturaba la esencia misma de la Navidad: amor, generaciones unidas, vida y belleza de la tradición.

 

Después, se unió mi hijo Isidro, que aun con TEA no ha perdido la delicadeza de tratar cualquier planta que encuentra. Siempre lo he visto detenerse al entrar al invernadero y contemplar el sorprendente color de las flores con detalle, silencioso, admirando su belleza.

 

La poinsettia no solo es símbolo de la temporada, sino testigo de mi historia familiar. Mejorando cada año y con gran dedicación, siento que lo importante no es solo cultivar flores y plantas, sino cultivar amor y tradición en cada pétalo para compartirlo con todos los afortunados que disfrutaréis de ellas en vuestros hogares.

 

 

Hoy quiero celebrar la belleza de esta planta, la Flor de Pascua, honrando las historias que encierran. Brindo por el legado de quienes nos precedieron y por aquellos que, como Isidro, mantienen viva la esencia de la temporada. Porque al final, en esos pequeños detalles es donde reside la magia de esta maravillosa época del año.